KOULBINGA
Escrito por Gonzalo Lopez, lunes 30 de enero de 2017
El pasado mes de Noviembre visité la aldea de Koulbinga por primera vez. Se trata de una aldea muy remota, a más de 25 km de Comin yanga, sin carreteras ni pistas que comuniquen con ella. Debemos hacer varias horas en moto, por senderos que cruzan la sabana, lechos arenosos de ríos estacionales, secos en el mes de noviembre. Atravesamos tierras de la etnia Peul, ganaderos, sorteamos sus rebaños de vacas. Vemos aldeas Yana, agricultores, cultivan en secano, mijo, cacahuetes y poco más. Koulbinga es una de ellas, sus gentes son agricultores sencillos, acostumbrados este tipo de vida, no tienen con que compararse, raramente se desplazan hasta algún mercado, están a varias horas. Su vida ha sido igual desde siempre, cultivan, recogen, racionan, y vuelta a empezar.

Esta es una zona abandonada de cualquier inversión estatal, incluso de cualquier ayuda no gubernamental, nunca ha habido hospital, ni maternidad, ni farmacia, ni escuela, nada a menos de 25 km, 3 horas en moto, muchas más en bici, y un día entero caminando. Se reúnen para recibirme, es todo un acontecimiento, los mayores me ofrecen agua de bienvenida en una calabaza, Hamidou se emociona, son costumbres antiguas, que se están perdiendo muy rápido, no creo que duren más de una generación.

Tras una larga conversación, veo que su máxima preocupación es el futuro de sus hijos, saben que hoy en día la educación es muy importante, y no hay ninguna escuela a su alcance. Me piden que les ayudemos, construyendo un suelo de hormigón, sobre el que ellos mismo quieren construir un aula, con madera adobe y paja, tal y como construyen sus casas desde siempre. Piensan que así el gobierno les enviará un profesor. Yo sé que no es así de sencillo, si la escuela no reúne unos mínimos requisitos, el gobierno no mueve ficha. No quiero explicárselo, simplemente tomo nota y les digo que haremos todo lo posible.

He salido emocionado de esta aldea, me gustaría mucho poder construirles el aula. El tiempo dirá.